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III. AMOR A LA MUERTE Y AMOR A LA VIDA

En el capítulo anterior estudiamos formas de violencia y agresión que aún pueden considerarse más o menos benignas, en cuanto que sirven (o parecen servir) directa o indirectamente a propósitos de vida. En este capítulo y los siguientes trataremos de tendencias que se dirigen contra la vida, que forman el núcleo de graves enfermedades mentales y quepueden considerarse como la esencia del verdadero mal. Trataremos de tres clases diferentes de orientación: necrofilia (biofilia), narcisismo y fijación simbiótica en la madre.
Haré ver que las tres tienen formas benignas, que pueden ser tan leves que ni siquiera se las puede considerar patológicas. Por lo tanto, insistiremos principalmente sobre las formas malignas de las tres orientaciones,que en sus formas más graves convergen y acaban por formar el «síndrome de decadencia»; este síndrome representa la quintaesencia del mal; es al mismo tiempo el estado patológico más grave y raíz de la destructividad e inhumanidad más depravadas.
No conozco mejor introducción al corazón del problema de la necrofilia que una especie de declaración que hizo en 1936 el filósofo español Unamuno. Fuecon ocasión de un discurso del general Millán Astray en la Universidad de Salamanca, de la que era rector Unamuno, cuando empezaba la guerra civil española. El lema favorito del general era «¡Viva la muerte!», y uno de sus partidarios lo gritó desde el fondo de la sala. Cuando terminó su discurso el general, se levantó Unamuno y dijo:

«…ahora acabo de oír el necrófilo e insensato grito,’Viva la muerte’. Y yo, que he pasado mi vida componiendo paradojas que excitaban la ira de algunos que no las comprendían, he de deciros, como experto en la materia, que esta ridícula paradoja me parece repelente. El general Millán Astray es un inválido. No es preciso que digamos esto con un tono más bajo. Es un inválido de guerra. También lo fue Cervantes. Pero desgraciadamente en España hayactualmente demasiados mutilados. Y, si Dios no nos ayuda, pronto habrá muchísimos más. Me atormenta el pensar que el general Millán Astray pudiera dictar las normas de la psicología de la masa. Un mutilado que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes, es de esperar que encuentre un terrible alivio viendo cómo se multiplican los mutilados a su alrededor.» En este momento, Millán Astray no sepudo detener por más tiempo, y gritó: «¡Abajo la inteligencia! ¡Viva la muerte!», clamoreado por los falangistas. Pero Unamuno continuó: Éste es el templo de la inteligencia. Y yo soy su sumo sacerdote. Estáis profanando su sagrado recinto. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis. Para convencer hay que persuadir. Y para persuadir necesitaríais algo que os falta: razón yderecho en la lucha. Me parece inútil el pediros que penséis en España. He dicho.» [1]

Unamuno, al hablar del carácter necrófilo del grito «¡Viva la muerte!», tocó el corazón del problema del mal. No hay distinción más fundamental entre los hombres, psicológica y moralmente, que la que existe entre los que aman la muerte y los que aman la vida, entre los necrófilos y los biófilos. No quiereesto decir de ningún modo que una persona es necesariamente ya totalmente necrófila ya totalmente biófila. Hay algunas que están totalmente consagradas a la muerte, y ésas son dementes. Hay otras que están enteramente consagradas a la vida, y éstas nos impresionan por haber alcanzado la finalidad más alta de que es capaz el hombre. En muchas están presentes las tendencias biófilas y las necrófilas,pero en proporciones diferentes. Lo que importa aquí, como siempre en fenómenos de la vida, es cuál tendencia es la más fuerte, de suerte que determine la conducta humana, no la ausencia o la presencia completa de una de las dos orientaciones.
Literalmente, «necrofilia» significa «amor a la muerte» (como «biofilia» significa «amor a la vida»). Suele emplearse esta palabra para designar una…