Resumen el monje que vendio su ferrari

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Prof.: Luis Orsini Realizado por:
Sección: S Nocturno

Maturín, Noviembre de 2009
El monje que vendió su Ferrari

A sus 53 años, Julián Mantle parecía un septuagenario. Era uno de los abogados procesales más prominentes del país. Sobre su escritorio tenía una frase enmarcada: “Estoy convencido de que en estedía somos dueños de nuestro destino, que la tarea que se nos ha impuesto no es superior a nuestras fuerzas; que sus acometidas no están por encima de lo que soy capaz de soportar. Mientras tengamos fe en nuestra causa y una indeclinable voluntad de vencer, la victoria estará a nuestro alcance”.
Fiel a este lema, Julián era un hombre duro, dinámico y siempre dispuesto a trabajar 18 horasdiarias. Julián no sólo era bien conocido por sus éxitos profesionales, sino por sus trajes italianos de tres mil dólares que vestían su bien alimentado cuerpo, las salidas nocturnas a los mejores restaurantes de la ciudad con despampanantes modelos y sus excesos etílicos.
Durante los primeros años, justificaba su dilatado horario afirmando que lo hacía “por el bien del escritorio jurídico”, yque tenía previsto tomarse un mes de descanso “el próximo invierno” para irse a las islas Caimán. Pero el tiempo pasaba y, a medida que se extendía su fama de abogado brillante, su cuota de trabajo, y sus éxitos, no dejaban de aumentar.
Pero algo andaba mal. Nada era suficiente para Julián. Ya no se ocupaba de su esposa; su matrimonio finalmente fracasó. Los excesos lo habían dejado más queobeso, se quejaba de que estaba enfermo y había perdido el sentido del humor. Era como si su vida hubiera perdido sentido. Pero lo peor de todo era que, Julián Mantle, el brillante abogado, había perdido, además, su pericia profesional.
No se trataba sólo del ritmo de vida que había llevado, sino de lo que él mismo describía como un vacío espiritual. Ya no se sentía entusiasmado por su trabajo.Fue entonces cuando sucedió: Julián Mantle se desplomó en el tribunal (le dio un ataque cardiaco) frente a la mirada atónita del juez y sus asistentes, ahí se encontraba derrumbado como un pequeño niño indefenso con el deseo de sobrevivir.
El viejo Harding fue quien dio la noticia: “Julián ha decidido abandonar el bufete y renunciar al ejercicio de su profesión”.
Esto sucedió hace unosaños. La noticia causo gran sorpresa en especial a su asistente John. Sabía que Julián tenía sus problemas, pero no esperaba algo así. Lo último que supo fue que se había ido a la India. Les dijo a sus socios que deseaba simplificar su vida y conseguir respuestas.
En esos tres años John pasó de ser el asistente de Julián para convertirme en un hastiado y cínico abogado. Llevaba una vidaintensa, pero, en sus momentos de tranquilidad, pensaba a menudo en Julián. Le preguntaba qué sería de él. La respuesta a esta pregunta le llegó hace dos meses. Tras un día de arduo trabajo, su asistente entró en la oficina y le dijo que fuera lo buscaba alguien con urgencia. Al principio se negó, pero tras la insistencia de su asistente decido recibir al extraño.
Fue entonces cuando por la puertaentró un hombre risueño de unos 35 años. Era alto, delgado y musculoso, e irradiaba vitalidad y energía. El joven se quedó mirándolo hasta que dijo: “¿Es así como tratas a tus visitas, John, incluso a quienes te enseñaron todo cuanto sabes?” – ¿Julián? ¿Eres tú? ¡No me lo puedo creer! La sonora carcajada del visitante confirmó las sospechas de John. Ante él tenía al añorado yogui de la India:Julián Mantle.
John no salía de su asombro. ¿Cómo podía alguien que sólo unos años atrás parecía un viejo verse tan enérgico y vivo? ¿Cuál era la causa de este extraordinario cambio? Julián le dijo que su ritmo de vida le había cobrado su precio.
El infarto no había sido sino un síntoma de un problema más profundo. La presión constante y el extenuante trabajo de abogado habían destruido su…