Relaciones estado-iglesia

Las relaciones Iglesia-Estado en México, una historia de encuentros y desencuentros
Profesemos o no la religión católica, es innegable la presencia que la institución ha tenido en nuestra cultura. Ciertos espacios de socialización, de formas de asumir la vida, hasta la misma disposición espacial de las ciudades y pueblos, tienen que ver con la influencia de la Iglesia que se ha mantenidoprácticamente incólume desde los tiempos de la Nueva España, a pesar de los embates de la secularización de los siglos XVIII y XIX, y de la radicalización de los gobiernos revolucionarios de los generales Plutarco Elías Calles y Lázaro Cárdenas. Las relaciones entre el Estado y la Iglesia han sido francamente complicadas y tormentosas, pero al mismo tiempo ambas instancias han aprendido a negociar ybuscar espacios para la conciliación. El meollo fundamental estriba en el doble poder de la institución religiosa: el poder temporal y el espiritual, y las fundamentaciones doctrinales para trascender el espacio de lo espiritual y participar en lo político, en la construcción del reino de Dios, en el “aquí y ahora”. El apóstol Pablo de Tarso sentó las bases de una legitimación del imperio y delpoder temporal, de “dad al César lo que es del César”, pero sujeto, eso sí, a la vigilante conciencia de la Iglesia. Con los Edictos de Milán de 313 y la declaración del cristianismo como religión oficial del imperio romano, inicia la historia del Cesaropapismo y los Patronatos.
En este sentido, las concesiones papales de potestad y dominio sobre las tierras americanas recién conquistadas porla corona de España –independientemente de la discusión sobre si el poder estaba circunscrito a la ocupación para fines exclusivos de evangelización o si era ilimitado e implicaba pleno dominio político y económico bajo el derecho de la guerra justa—significaban la autorización de Roma para que la corona tuviera injerencia en los asuntos internos de la Iglesia. El Real Patronato permitió que elproyecto de la Iglesia española fuera de la mano del proyecto de conquista de nuevos territorios. La evangelización, en sus principios, fue encabezada por órdenes mendicantes de franciscanos, dominicos y agustinos, cuyo proyecto estaba inmerso en la utopía del cristianismo primitivo para construir una nueva sociedad cristiana, al margen de la viciada sociedad occidental. Frente a este proyecto,el del clero secular –más cercano a la influencia de la corona y formado por arcipestres, párrocos y vicarios sujetos a obispos y arzobispos– se enfrentó a la independencia y autosuficiencia de las órdenes por controlar la evangelización de la población y los beneficios económicos de la misma. El siglo XVI y XVII fue escenario de la pugna entre ambos proyectos de Iglesia. El objetivo erasecularizar las “doctrinas” que las órdenes habían establecido y sujetarlas a la autoridad de los obispos seculares y al beneplácito real para ejercer su oficio. Los diezmos, fuente principal de ingresos del clero, debían también cobrarse a los regulares –hasta ese momento exentos del pago– y centralizarse en los obispados.
En el siglo XVIII los borbones concibieron el Regio Patronato no comouna “donación graciosa” del papa sino como una regalía o derecho inherente a los reyes.

Este regalismo transformó la relación con la Iglesia en el sentido de que a partir de la expulsión de los jesuitas en 1767 –cercanos a la autoridad pontifical y renuentes a la intromisión de la corona en los asuntos de la Iglesia–, el concepto de soberanía real transitó hacia la subordinación de lajurisdicción eclesiástica al ámbito exclusivo de lo espiritual. El Estado se concebirá como uno solo dentro de él mismo, es decir que la Iglesia debía separarse del ámbito temporal y ejercer únicamente su patronato sobre las almas. Esta idea será el centro de discusión que ocupará los debates del siglo XIX. Así, no sólo las órdenes mendicantes serán sujetas a restricciones. El clero secular sufrió la…