Pemex

Pemex requiere —con urgencia— una reforma modernizadora; no es ningún secreto, y lo hemos dicho incansablemente desde la izquierda, que Pemex es hoy rehén de gobiernos irresponsables, de saqueosfiscales y sindicales, de abusos de funcionarios públicos y está secuestrada por la más anquilosada visión de país; sin ambages y sin dudas tenemos que sostenerlo: hoy Pemex está enferma y su pronósticoes malo sin una reforma que transforme de fondo su condición; y hay que despejar todos los fantasmas, sí es posible esta transformación integral sin perder la propiedad nacional sobre la rentapetrolera, es decir sin privatizar nuestro petróleo ni a la paraestatal.
Las izquierdas no podemos quedarnos al margen de esta transformación, la relevancia de la reforma petrolera y sus alcances en elcorto, mediano y largo plazos, obliga a todos los puntos cardinales de la geometría política a tomar posición, pero para la izquierda es una responsabilidad superior. Pemex, con una reforma acometida ydirigida desde la izquierda, debe ser uno de los ejes de combate a la pobreza, desarrollo económico y generación de infraestructura. Es tiempo de atender el compromiso con el futuro, con generacionesque requieren comportamientos magnánimos desde la izquierda para alcanzar un futuro con posibilidades, con libertades, con perspectivas; si la izquierda se encapsula, se enajena, se aísla del debate ydel trabajo parlamentario frente a este momento trascendental estaremos faltando a nuestro compromiso de más fondo y cumpliendo con las expectativas de la derecha; no hay posición más entreguista delpetróleo que escapar del conflicto a la radicalidad solitaria.
Una reforma desde la izquierda socialdemócrata no debe olvidar, el dominio nacional sobre hidrocarburos y la renta petrolera y elrespeto irrestricto al 27 constitucional; construir mecanismos transparentes para aprovechar la iniciativa privada en el sector sin comprometer la renta petrolera. La izquierda no es anti empresarial, es…