Feminizacion del trabajo

ESTUDIOS DE GÉNERO

Sobre la feminización del trabajo en México
En esta exposición voy a intentar abordar, de forma necesaria e intencionadamente parcial –y por ello abierta a ser cuestionada pero sobre todo a conversar y componerse con otras descripciones del mundo igualmente parciales– las transformaciones económicas y sociales de los últimos treinta años en México desdeun punto de vista particular: el trabajo de las mujeres. Lo cual no significa que vaya a hablar específicamente del trabajo de las mujeres, que no lo haré. Más bien, me centraré en una descripción concreta de los cambios que ha experimentado el mundo de la producción –o, más exactamente, de las tendencias de cambio que todavía hoy experimenta– que, al poner en el centro de mira el trabajo de lasmujeres, adquiere tonalidades distintas y necesita de otras categorías. No se trata, sin embargo, de la descripción de las mujeres, ni de una descripción que me sea esencialmente propia en tanto que mujer, sino de un desplazamiento estratégico que yo, como sujeto concreto inscrito en complejas redes de saber y poder, efectúo para ver mejor, pero, también, para construir discursos capaces decontraponerse a aquellos que parten del eterno sujeto no marcado (el hombre blanco occidental heterosexual) y abrir conversaciones múltiples con otros discursos, éstos sí, marcados, situados y encarnados, voces desde posiciones otras del circuito mundial integrado, en búsqueda de un conocimiento más objetivo y, ante todo, más eficaz para la crítica y la subversión.
Para ello, voy a partir del conceptode feminización del trabajo: hablar de feminización del trabajo significa afirmar que el contenido y las condiciones del trabajo hoy, impuestas tras violentas reestructuraciones, no son más que la extensión tendencial de las características del trabajo, tanto asalariado como no asalariado, estructural e históricamente asignado a las mujeres, al trabajo en sentido genérico. Es más, esta extensiónno es exclusivamente espacial, cuantitativa, como si de una mancha de aceite se tratase: las características del trabajo tradicionalmente femenino se están volviendo tendencialmente centrales en el actual paradigma de acumulación capitalista y, con ello, el propio mundo de la «producción» se está viendo radicalmente mutado.
Pero vayamos por partes: en una primera aproximación, se puede hablar defeminización del trabajo en tanto que la flexibilidad, la vulnerabilidad, la disponibilidad total, el alto grado de adaptabilidad, el talento para la improvisación y la capacidad para afrontar diferentes tareas que caracterizaban el trabajo y la vida de las mujeres (como amas de casa, esposas, madres, abuelas, hijas, enfermeras, maestras, parteras, pero sobre todo como varias de estas cosas almismo tiempo) se extienden hoy a un abanico cada vez más amplio de empleos, desempeñados tanto por hombres como por mujeres. Tanto el temporero inmigrante, la tele-operadora, el encuestador o la traductora como el intermitente del espectáculo, la programadora informática o el diseñador gráfico, por citar apenas algunos ejemplos, sufren este tipo de condiciones en puestos de trabajo cada vez más aptospara ser montados y desmontados. No se trata por tanto de una condición que ataña sólo a los empleos que en nuestro imaginario identificamos como «precarios», aunque sin duda todos los empleos feminizados experimentan fuertes procesos de precarización. En este sentido, la dimensión servil del trabajo reproductor de mano de obra adscrito a las mujeres y cuyas más sacras instituciones eran (ytodavía son) la familia y el matrimonio, tiende a instaurarse en una gran cantidad de relaciones laborales asalariadas. Esta dimensión servil encuentra su más clara expresión material en la transformación de la propia forma salarial: por un lado, el salario aparece cada vez más como una variable de ajuste de la política económica, es decir, corresponde al salario absorber los shocks macroeconómicos,…