En el nombre de la familia

EL CASO HBR

EDICIÓN AMÉRICA LATINA

Carlos dos Santos, el nuevo CEO de Almeida Textil, decidió adquirir una fábrica de US$ 50 millones que catapultará las ventas de la compaña. Pero los socios fundadores están furiosos por no haber sido consultados.¿Hasta qué punto llega el poder del ejecutivo profesional en esta empresa familiar?

En el nombre de la familia
por Celso Hiroo Ienaga yMilton Gamez

L

o prometido es deuda. En aquella soleada mañana de domingo, Carlos dos Santos finalmente llevaría a su hijo a ver Río de Janeiro desde lo alto del Corcovado, a los pies del Cristo Redentor. La visita era providencial. Siempre que estaba bajo un estrés intenso, el ejecutivo iba al aeropuerto de São Paulo y menos de una hora después se relajaba caminando por las calles de Copacabana.En esta oportunidad, su hijo Antonio, de diez años, lo convenció para visitar la tarjeta postal más famosa de Brasil, un paseo prometido desde hacía meses. Carlos estaba nervioso. Al día siguiente, el lunes en la mañana, una reunión extraordinaria del consejo de administración de Almeida Textil definiría su futuro en la empresa. El viernes había anunciado su gran jugada, la adquisi-

ción deuna fábrica de una multinacional rival, pero para su sorpresa ello fue muy mal recibida por los fundadores de la empresa familiar, los hermanos José y João de Almeida. En la subida al Cristo, Carlos reflexionó una vez más sobre la situación que enfrentaba al pasar por la mansión del empresario Roberto Marinho, en el Cosme Viejo. El magnate de las comunicaciones, ya fallecido, fue muy hábil enplanear la sucesión de su grupo familiar, contratando ejecutivos de renombre y acomodando a sus hijos pacíficamente en los consejos administrativos de sus empresas. En Almeida Textil, Carlos era el primer ejecutivo profesional en asumir como CEO. Fundada 50 años antes, la empresa facturaba más de US$ 100 millones al año y figuraba entre las diez más grandes del mercado nacional de tejidos.

Mientrassu hijo se divertía en las curvas cerradas del Corcovado, Carlos pensaba en la estrategia que adoptaría en la reunión de la mañana siguiente. Necesitaba convencerlos. De lo contrario, se desmoralizaría y tendría aún más problemas con los socios y con el director de marketing, João Almeida Júnior, el único heredero que todavía trabajaba en la alta gerencia de la empresa.

Piedra en el zapatoJoãozinho, como era llamado por los empleados más antiguos, era un verdadero dolor de cabeza para Carlos. Se había formado en marketing y lideraba un grupo de ejecutivos y empleados que se oponía, a veces de manera ostensible, a su gestión. Más de una vez el hijo del fundador, cercano a los 40 años, había reaccionado a sus decisiones con co-

Los casos HBR, aunque fi cticios, presentan dilemashabituales en la gestión de empresas y ofrecen soluciones de expertos.

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mentarios infantiles como “a papá no le gustaría que hiciéramos eso”, o “mi tío ciertamente no autorizaría algo así”. De vez en cuando, faltaba a reuniones importantes sólo para acompañar a su padre a visitar el campo de la familia. Inmigrantes portugueses, los hermanos Almeida huyeronde Europa durante la Segunda Guerra Mundial e hicieron una fortuna en Brasil. Un poco a disgusto aceptaron la sugerencia de una empresa consultora y pasaron al consejo de administración de su empresa, contratando a ejecutivos profesionales para hacerse cargo de la gestión. Los tiempos modernos exigían ejecutivos versátiles y con vasta experiencia en el mercado, especialmente porque Almeida Textiltenía la ambición de financiar su crecimiento a través de la bolsa de valores.

los se dedicó a consolidar el liderazgo de Almeida Textil en el suministro local de tejidos para las grandes cadenas nacionales e internacionales. La industria de la moda estaba creciendo con rapidez en Brasil y tenía una participación cada Antes de llegar a la empresa textil, Antonio inmediatamente se nublaron de…